El aire acondicionado se ha convertido en un elemento imprescindible en hogares y oficinas, especialmente tras los meses de calor más intensos. Como cualquier equipo mecánico y electrónico, no está exento de averías, y algunas reparaciones pueden resultar realmente costosas, mientras que otras son tan sencillas que cualquier usuario puede afrontarlas sin necesidad de llamar a un técnico. Conocer esta diferencia ayuda no solo a ahorrar dinero, sino también a evitar intervenciones innecesarias.
Las reparaciones más costosas
- Compresor averiado
El compresor es el corazón del sistema, responsable de mantener la presión y hacer circular el gas refrigerante. Cuando se estropea, suele implicar un gasto muy alto, tanto por la pieza como por la mano de obra. En muchos casos, sustituirlo puede suponer entre el 40 y el 60 % del valor de un aparato nuevo. - Fugas de gas refrigerante
Localizar y reparar una fuga en el circuito no es tarea sencilla. Requiere herramientas específicas y experiencia para detectar el punto exacto de pérdida, soldar o reemplazar el tramo afectado, y posteriormente recargar el gas. Si bien la recarga en sí no es cara, la mano de obra y la reparación del conducto elevan el presupuesto de forma notable. - Placa electrónica dañada
Los equipos modernos dependen de placas electrónicas que controlan el termostato, los ventiladores y el compresor. Una avería en la placa provoca fallos en el encendido, en la regulación de la temperatura o incluso la imposibilidad de usar el aparato. El coste de sustitución suele ser alto, ya que muchas veces se debe cambiar la placa completa. - Motor del ventilador interior o exterior
Sin ventiladores no hay circulación de aire, y cuando el motor se quema, el aparato deja de enfriar o calentar. Sustituir un motor puede costar casi tanto como una placa electrónica, y además requiere abrir y manipular partes delicadas del sistema.
Reparaciones que cualquiera puede hacer
- Limpieza de filtros
La tarea más básica y a la vez más efectiva. Los filtros acumulan polvo y suciedad, lo que reduce la eficiencia del aparato y puede generar malos olores. Sacarlos y lavarlos con agua y jabón suave cada pocas semanas es algo al alcance de cualquier usuario. - Revisión del mando a distancia
Muchas veces un aire acondicionado deja de responder simplemente porque el mando se queda sin pilas o los contactos están sucios. Sustituir las pilas o limpiar los bornes suele resolver el problema en segundos. - Comprobación del disyuntor o fusibles
Si el aire acondicionado no enciende, conviene verificar primero si el interruptor de protección eléctrica se ha disparado o si algún fusible se ha fundido. Recolocar el disyuntor o cambiar un fusible es una acción sencilla que puede evitar una llamada innecesaria al servicio técnico. - Limpieza exterior de la unidad
Retirar hojas, polvo o cualquier obstáculo que bloquee la unidad exterior mejora la ventilación y el rendimiento. No requiere conocimientos técnicos, solo un poco de tiempo y cuidado para no dañar las aletas del condensador. - Revisión básica del termostato
A veces el fallo está en una configuración incorrecta: temperatura demasiado alta o modo equivocado (ventilador en vez de frío). Revisar y ajustar los parámetros básicos evita pensar en averías inexistentes.
En resumen, las reparaciones más costosas en un aparato de aire acondicionado están relacionadas con el circuito frigorífico, el compresor, las placas electrónicas y los motores, es decir, componentes clave y delicados que requieren conocimientos especializados. Intentar manipularlos sin experiencia no solo es peligroso, sino que puede empeorar el problema. En HG Clima tenemos técnicos que pueden desplazarse a su domicilio para solucionar estos problemas.
En cambio, el mantenimiento básico y las pequeñas comprobaciones como limpiar filtros, cambiar pilas del mando o revisar la alimentación eléctrica son tareas sencillas que cualquier usuario puede realizar. Diferenciar entre lo que debe hacer un técnico y lo que uno mismo puede resolver permite ahorrar dinero, alargar la vida útil del equipo y evitar molestias innecesarias durante los meses de mayor calor.