En el mercado destacan dos opciones comunes para el aire acondicionado: los aparatos de aire acondicionado convencionales (generalmente de tipo split) y los aires acondicionados portátiles. Ambos cumplen la misma función, refrescar el ambiente, pero lo hacen de maneras distintas y con características que los diferencian claramente.

1. Instalación y movilidad

La primera gran diferencia es la instalación.

  • Los aparatos convencionales requieren una instalación fija, normalmente realizada por un técnico especializado. Constan de una unidad interior y otra exterior, que deben conectarse mediante tubos de refrigerante. Este proceso implica obra ligera, perforación de paredes y una ubicación definitiva.
  • Los portátiles, en cambio, son móviles y sin instalación compleja. Basta con colocarlos en la habitación deseada y conectar el tubo de evacuación de aire caliente a una ventana. No requieren obra y pueden moverse de una estancia a otra con facilidad, aunque su manguera de salida limita un poco esa libertad.

2. Potencia y capacidad de refrigeración

Los aires acondicionados convencionales suelen ser más potentes. Están diseñados para enfriar espacios grandes de manera rápida y mantener una temperatura estable durante horas. Además, muchos modelos actuales incluyen funciones inverter, que regulan el consumo y mejoran la eficiencia.
En contraste, los portátiles son más adecuados para habitaciones pequeñas o medianas. Aunque hay modelos relativamente potentes, tienden a enfriar más despacio y pueden tener dificultades para mantener la temperatura en días de calor intenso.

3. Consumo energético

Otra diferencia importante está en el consumo.

  • Los sistemas convencionales, especialmente los inverter, resultan más eficientes a largo plazo, ya que mantienen la temperatura sin estar constantemente arrancando y parando el compresor.
  • Los portátiles, en cambio, suelen consumir más electricidad en relación con la cantidad de frío que generan, lo que puede notarse en la factura si se usan muchas horas al día.

4. Ruido

Los aires convencionales dividen el trabajo, el compresor está en la unidad exterior, por lo que el interior funciona de forma bastante silenciosa.
En los portátiles, todo el sistema está dentro de un mismo aparato colocado en la habitación, lo que provoca que sean más ruidosos. Esto puede ser un inconveniente en dormitorios o espacios donde se busque tranquilidad.

5. Coste inicial y mantenimiento

En términos de precio:

  • Los aparatos convencionales requieren una inversión inicial más alta, tanto en la compra del equipo como en la instalación. Sin embargo, a largo plazo pueden resultar más rentables por su mayor durabilidad y eficiencia.
  • Los portátiles son más baratos de entrada, ya que no requieren instalación profesional. Eso sí, suelen tener una vida útil más corta y pueden necesitar más mantenimiento básico, como vaciar depósitos de agua de condensación o limpiar filtros con frecuencia.

6. Uso recomendado

  • Convencionales: ideales para quienes buscan una solución permanente, eficiente y de largo plazo en su vivienda o negocio.
  • Portátiles: recomendables para personas que necesitan una opción temporal, que viven de alquiler o que solo quieren refrescar una habitación en momentos puntuales.

Elegir entre un aire acondicionado convencional y uno portátil depende sobre todo de las necesidades de uso, el presupuesto y el espacio disponible. Mientras que el convencional ofrece potencia, silencio y eficiencia a cambio de una instalación fija y mayor coste, el portátil destaca por su practicidad, precio reducido y movilidad, aunque con ciertas limitaciones en consumo, ruido y capacidad de refrigeración.

Ambas opciones son válidas, la clave está en encontrar el equilibrio entre comodidad inmediata y rendimiento a largo plazo.