El aire acondicionado es esencial para mantener una temperatura agradable durante los días calurosos, pero su uso prolongado puede tener efectos secundarios poco deseables, especialmente en lo que respecta a la sequedad del ambiente. Muchas personas experimentan sequedad en la garganta, ojos irritados, piel deshidratada o incluso problemas respiratorios tras pasar horas en un entorno climatizado. Por suerte, existen formas de contrarrestar estos efectos sin renunciar al confort térmico.

En este artículo te contamos cómo mantener un ambiente fresco y saludable mientras usas el aire acondicionado durante largos periodos.

¿Por qué reseca el aire acondicionado?

El sistema de aire acondicionado funciona extrayendo el calor y la humedad del aire para enfriar la estancia. Este proceso reduce significativamente la humedad relativa, que en condiciones óptimas debería mantenerse entre el 40% y el 60%. Cuando el nivel baja de ese rango, aparecen las molestias asociadas a un ambiente excesivamente seco.

Esto puede afectar especialmente a personas mayores, niños y personas con problemas respiratorios, piel sensible o uso de lentillas.

1. Usa un humidificador

La solución más directa y eficaz es complementar el aire acondicionado con un humidificador. Este aparato devuelve la humedad al ambiente y permite regular el nivel de forma precisa.

  • Los humidificadores ultrasónicos son silenciosos y eficientes.
  • Puedes elegir modelos con control automático de humedad, para mantener el ambiente en el rango ideal.
  • Algunos incluso permiten añadir aceites esenciales, lo cual puede aportar beneficios adicionales para el confort.

Si no dispones de uno, un truco casero es colocar un recipiente con agua cerca del flujo de aire del aparato. El movimiento del aire facilita que el agua se evapore lentamente, aumentando la humedad ambiental.

2. Ventila de forma estratégica

Aunque pueda parecer contradictorio ventilar mientras se usa el aire acondicionado, una breve ventilación controlada cada ciertas horas puede renovar el aire y mejorar la humedad relativa sin calentar excesivamente la estancia. Abre ventanas durante 5 a 10 minutos en las horas más frescas (temprano o al anochecer). Evita hacerlo al mediodía o en momentos de mucho calor, ya que forzaría al aire acondicionado a trabajar más.

3. Introduce plantas en el entorno

Las plantas no solo decoran y purifican el aire, sino que también ayudan a regular la humedad ambiental mediante la transpiración natural. Algunas especies son especialmente eficaces para este propósito: espatifilo, helecho, poto, etc.

Colocar varias de estas plantas en una habitación climatizada puede ayudar a equilibrar el ambiente de forma natural.

4. Regula la temperatura y el flujo de aire

Evita configurar el aire acondicionado a temperaturas muy bajas. Cuanto más baja sea la temperatura, mayor será el efecto deshumidificador del aparato.

  • Lo ideal es mantenerlo entre 24 y 26 ºC.
  • Usa el modo “auto” o “eco” si está disponible, ya que evita enfriar en exceso y regula mejor la humedad.
  • Asegúrate de que las rejillas de ventilación no estén directamente dirigidas hacia las personas, ya que el flujo constante de aire frío puede secar aún más ojos y mucosas.

5. Hidrátate y cuida tu piel

No solo el ambiente se reseca: tú también puedes deshidratarte sin darte cuenta. Para combatirlo:

  • Bebe agua con frecuencia, incluso si no sientes sed.
  • Utiliza cremas hidratantes para cara y cuerpo, especialmente tras la ducha.
  • En casos de sequedad ocular, emplea lágrimas artificiales si usas lentillas o pasas muchas horas frente a pantallas.

6. Mantenimiento del equipo

Un equipo sucio o con filtros obstruidos no solo consume más energía, sino que también puede empeorar la calidad del aire, contribuyendo a irritaciones y sequedad. Limpia los filtros del aire acondicionado al menos una vez al mes durante los meses de uso. Asegúrate de que el desagüe no está obstruido y que no hay acumulación de agua estancada. Si notas olores o mal rendimiento, solicita una revisión profesional.

El aire acondicionado puede ser un gran aliado contra el calor, pero su uso intensivo no debe comprometer la calidad del aire ni el bienestar de quienes habitan el espacio. Adoptar algunas medidas sencillas como usar un humidificador, incorporar plantas o ajustar la temperatura adecuadamente puede marcar una gran diferencia. La clave está en encontrar el equilibrio entre frescura y humedad, para disfrutar de un entorno cómodo y saludable incluso en los días más calurosos.